El impacto de los videojuegos en la sociedad los ha convertido en objeto de estudio. Por ejemplo, Andrew Przybylski, psicólogo del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, ya en 2014 publicaba un estudio en la revista Pediatrics en el que establecía cuántas horas debían destinar los niños a los videojuegos. Su conclusión fue que aquellos que jugaban menos de una hora eran emocionalmente más estables, mientras que aquellos que jugaban alrededor de tres horas desarrollaban problemas a la hora de socializar. Por tanto, con moderación los videojuegos, además de mejorar el aprendizaje, impulsan otra serie de beneficios, tales como: Mejoran la capacidad de respuesta Según la Universidad de Rochester agilizan la capacidad de lidiar con imprevistos al plantear problemas y establecer un tiempo para resolverlos. Fomentan el trabajo en equipo Según el californiano Institute for the Future (IFTF) las partidas con varios jugadores con un objetivo común refuerzan la capacidad para reso...